sábado, 25 de febrero de 2012

La primera página

Me ha hecho tanta ilusión recibir hoy las pruebas sin corregir que no me he resistido a autopiratearme. Así que aquí tienen la primera página, tal y como aparecerá en el libro.
En unas cuantas líneas aparecen su protagonista, el Leitmotiv de la novela, la época en la que se ambienta y las ciudades por las que discurrirá.
Me tranquiliza comprobar que se van cumpliendo los plazos gracias al trabajo de los editores, del corrector, del maquetador, de los impresores... para que La ciudad de los ojos grises llegue a las librerías en abril.

jueves, 23 de febrero de 2012

El romántico errante

Entre los múltiples personajes que me he encontrado en la época en la que se ambienta La ciudad de los ojos grises está el escultor Nemesio Mogrobejo, a quien incluyo en la cuadrilla del protagonista.
Sobre Nemesio he escrito una pequeña autobiografía novelada, inspirada en el opúsculo Nemesio Mogrobejo. Su vida y sus obras escrito por Juan de la Encina, seudónimo de Ricardo Gutiérrez Abascal.
Así empieza:
                         Graz (Austria), 6 de abril de 1910

Apenas puedo respirar. En realidad, el aire poco me importa. Empezó a agotárseme el mismo día que Paula se fue. Los médicos dicen que mi tuberculosis está muy avanzada, que me corroe los pulmones y los intestinos. Yerran en su diagnóstico. De lo que sufro es de mal de amores. Un mal del que me estoy a punto de curar… porque, en breve, me reuniré con mi amada.
            No me asusta la muerte. ¿Por qué habría de hacerlo? He convivido con su guadaña desde antes de mi nacimiento. Fui concebido en plena guerra carlista, mi padre murió antes de que yo viera la primera luz tras haber enterrado a cuatro hijos, y aún no había cumplido los doce años cuando perdí  a mi madre. Por no hablar de los amigos que adelantaron su cita con la parca… ni del fruto de mi amor con Paula, mi pequeño Nemesio, mi único vástago, que no pudo soportar la ausencia de su madre y marchó en su busca a los pocos meses de nacer.
Quizás esté escrito en las estrellas de mi destino. Yo vine al mundo en el número 1 de las Calzadas de Mallona. Las mismas que conducen al cementerio de Bilbao. En mi niñez he visto pasar decenas… cientos de cortejos fúnebres desde la ventana de mi casa. Y es que, aunque todo el mundo emprende el camino del camposanto desde el preciso día que nace, en mi caso la metáfora cobra un realismo malévolo y sardónico.
Mi vida y mi obra están cinceladas por el dolor, si bien también hubo dos remansos de felicidad. Eso sí, demasiado efímeros. Del primero, apenas me quedan retazos en la memoria. Pertenece a mis correrías infantiles en mi ciudad natal. El segundo no me abandona ni un solo día. Aún vaga por las calles mágicas de París, durante los dos años en que ella correspondió a mi amor.
Aún no he dicho que soy… que fui escultor. Aunque, en realidad, lo sigo siendo. Si bien mis manos ya carecen de la fuerza necesaria para acometer una nueva escultura, mi espíritu sigue esculpiendo obras que ya nunca saldrán del taller de mi imaginación. Mi nombre es Nemesio Mogrobejo, acabo de cumplir siete lustros y he errado por media Europa. Antes de emprender mi último viaje, quiero contar mi historia.

sábado, 18 de febrero de 2012

Salobreña

Creo haber comentado que Eduardo Mendoza, al enterarse de la trama de la novela en la que yo estaba trabajando, me dijo que la mejor manera de escribir sobre tu tierra era desde la distancia.
Para mí, que acababa de leer su magistral La ciudad de los prodigios fue un acicate para seguir adelante con mi propia ciudad... la de los ojos grises.
Y sí, la he escrito desde la distancia. Por un lado, durante un sinfín de noches sevillanas después de llegar a casa tras jornadas de doce horas de trabajo. Y por otro, en los fines de semana, muchos de los cuáles los he disfrutado en Salobreña.
No pueden imaginarse la satisfacción que me produce sentarme al aire libre, con vistas al viejo pueblo, a su cielo azulado, al mar Meditárreneo y a las cumbres nevadas de Sierra Nevada, con la única preocupación de elegir las palabras precisas y las frases adecuadas para una historia. Y además sabiendo que incluso puede haber pulpo para comer. 
En Salobreña brotaba la inspiración de manera natural. Por eso, de allí han salido muchas páginas de esta novela y se han pulido el resto. A casi mil kilómetros de Bilbao. Al menos, he seguido el consejo de Mendoza y puedo decir que La ciudad de los ojos grises está escrita desde la distancia.... y también desde el corazón.

domingo, 12 de febrero de 2012

Los blogs de Portugalete

Hay veces que, en la búsqueda de un escenario, me influye la documentación existente.
Ni en Muerte dulce ni en La ciudad de los ojos grises tenía previsto pasarme por Portugalete. Sin embargo, tanto la documentación como la historia misma -y también el cariño que siento, supongo- me llevaron a visitar la villa con ojos del siglo XVII primero y de la Belle Époque, después.
Por fortuna, hay unos cuantos portugalujos tan enamorados de su tierra como yo que trabajan por recuperar su pasado y además lo hacen con resultados brillantes.
Los hay que trabajan en grupo, como los componentes del equipo editorial de la Fundación El  Abra, dirigido por Rubén Las Hayas; y otros que prefieren hacerlo en solitario como El Piloto Mayor de la Barra.
Unos y otro levan dos magníficos blogs, de los que también me he valido para documentarme en mi novela.
Gracias a la Fundación El Abra también descubrí los Cuadernos Portugalujos. 
Por último, me gustaría agradecer tanto a Roberto Hernández Gallejones, archivero municipal de Portugalete, como a Alfredo Pérez Trimiño, autor del magnífico libro que encabeza esta entrada, su amabilidad al facilitarme ese dato que precisaba.
Y es que la historia de las ciudades se olvidaría si no hubiese quien nos la recordara.

lunes, 6 de febrero de 2012

La documentación

A los que escribimos sobre épocas pretéritas y nos gusta documentarnos, supongo que la labor de estudio nos lleva más tiempo que la propia redacción de la novela. Por eso, me resulta cuanto menos curioso que haya quienes denosten el género histórico simplemente por el hecho de serlo. Porque, aunque haya datos que puedan ayudar en la trama, también es cierto que hay que crearla y hacer que resulte verosímil en un tiempo que sólo podemos imaginarnos a través de lo que hemos leído.
En concreto, para La ciudad de los ojos grises he realizado dos tipos de lecturas. Una, de libros que analizan aspectos concretos sobre un tema o un lugar, y otra, de obras escritas durante la época en que se desarrolla la novela.
Entre los primeros, algunos de los que ven en estos anaqueles de mi estantería dedicados a Bilbao como Bilbao y los toros de Laura del Rey, Un paseo por la historia de Bilbao e Historias de Bilbao de María Jesús Cava Mesa, El barrio de las Cortes de Arturo Izarzelaia Izagirre y Txema Uriarte González, Guía histórica de fondas, posadas, hoteles, restaurantes y chacolís de Bilbao de Antonio Fernández Casado, Adiós al Bilbao que se nos fue de José Manuel Sánchez Tirado, Leyendas y certezas de la historia de Bilbao de Iñaki Rahm, Enrique Epalza, arquitecto para Bilbao en un cambio de siglo de Elías Mas Serra, Sinfonía bilbaína en tres tiempos de Ramón Sierra, Pasado y futuro de Bilbao de Indalecio Prieto, Paseando por el casco viejo de Bilbao de Juan Manuel González Cembellín y Raquel Cilla López, Los maestros de obras en la construcción de la ciudad de Nieves Basurto Ferro, Bilbao y sus barrios de Fernando Martínez Rueda, La Pastelería y el Lexicón de Emiliano de Arriaga, Fotoperiodismo en Bizkaia de Josu Bilbao Fullaondo, Calles y rincones de Bilbao de Javier González Oliver, Bilbao, crónicas de una ciudad inmortal de Imanol Villa, Economía y sociedad bilbaínas en torno al sitio de 1874 de Manuel Basas Fernández, Catálogo del patrimonio artístico de la Sociedad Bilbaína de José Antonio Larrinaga y Ana Villacorta, Compendio de la historia de Bilbao de Teófilo Guiard Larrauri, Bilbao y su guardia municipal de Andoni Vergara y Félix Cuadrado, Memorias de un bilbaíno de José de Orueta y algunos otros elaborados por varios autores como Boulevard, historias de un café o Bilbao, una encrucijada entre dos siglos.
Y entre las obras de autores de la generación del 98, ya se pueden ustedes imaginar: las de Felipe Trigo, las de Azorín, las de Baroja y, en especial, las de don Miguel de Unamuno.
También me he valido de numerosos artículos periodísticos que dividí en secciones a las que titulé: Acontecimientos, Costumbres, Cotidianeidad, Edificios, Lugares y Personas. Entre sus autores están Olga Macías Muñoz, Carlos Bacigalupe, Alfonso Carlos Saiz Valdivieso, Juan Gondra, Antonio Villanueva Edo, Iñaki Uriarte, Galder Reguera, Jon Agiriano, José Garzón Sáez, Naiara Baza, Seve Calleja, Olga Sáez, Cristina M. Sacristán, Juanjo Romano, Mercedes Arbaiza Villalonga, Miren Llona González, Juan Gracia Cárcamo, José Luis Ansorena, Alberto López Echevarrieta, Pedro M. Pérez Castroviejo, Mikel Bilbao Salsidua, Fátima Pastor, Javier Madariaga Ateka, Ana Ara Fernández, K-Toño Frade Villar, Javier González de Durana, Luis F. Larrañaga, Ismael San José, Alfredo Amestoy, Maite Ibáñez, Marta Zabala, Iñigo Sarriugarte Gómez, Joseba Agirreazkuenaga, Gorka Pérez de la Peña Oleaga, Rafael Fernández Ruiz, Juanjo Olaizola Elordi, J. Ignacio Tellechea Idígora, María del Mar Domingo Hernández y, de nuevo Elías Mas Serra y María Jesús Cava Mesa.
A todos ellos leí, y todos y cada uno de ellos me enseñaron algo que no sabía. En cierto modo, a todos ellos les corresponde, al menos, una "baldosa" de La ciudad de los ojos grises. Sin su labor, que facilitó la mía, esta novela no hubiera sido igual. Gracias.

viernes, 3 de febrero de 2012

Del siglo XVII al XIX


Resulta curioso darse cuenta de la cantidad de formas en que se puede mirar una ciudad. Cuando andaba buscando escenarios para Muerte dulce, para mí Bilbao no existía más allá de su trazado medieval.
Sin embargo, cuando conseguía sacarme la novela unos instantes de la cabeza y me acercaba a tomar un marianito a Plaza Nueva, me atraía la idea de cambiar de siglo. Salir del siglo XVII, en el que mi imaginación andaba instalada durante dos novelas y cuatro años, para adentrarme en el siglo XIX.
Así que decidí que en mi próxima historia viajaría a los tiempos de la Belle Époque... y allá que me fui.

jueves, 2 de febrero de 2012

La ciudad de los ojos grises

Bueno. Ya está. La ciudad de los ojos grises. Este será el título de mi próxima novela, que verá la luz de las librerías en abril.
Una historia de trenes perdidos en los tiempos de la Belle Époque.
Y para contar todo lo que se me ocurra sobre ella, he creado este blog.
Ha comenzado la cuenta atrás.